EXCURSIÓN AL CORAZÓN DE LA SIERRA DE GUARA: EL BARRANCO DE MASCÚN

Rodellar – Surgencia del Mascún – Puente de Pedruel – Adahuesca – Azlor

Vista del pueblo de Rodellar desde el inicio de la ruta

Hoy os propongo un plan perfecto para hacer en el día, hay un poco de todo: un precioso pueblo y un puente medieval, algo de senderismo, singulares formaciones rocosas, pozas de aguas cristalinas, unos lavaderos muy antiguos y ¡hasta un delfín! y todo en la espectacular Sierra de Guara y la Comarca del Somontano de Barbastro ¿tiene buena pinta verdad?

Cómo llegar: el pueblo de Rodellar será nuestro punto de partida; es una localidad del municipio de Bierge que está a 1 hora y 20 minutos de Huesca. Una vez llegues a Bierge, sólo tendrás que coger el desvío que indica esta localidad. Hay un parking bastante ámplio a la entrada del pueblo y unos pocos aparcamientos más en batería un poco más adelante, cuando empiezan las primeras casas.

Rodellar – Barranco de Mascún

Rodellar bien merece un paseo, para mí es uno de los pueblos más auténticos de la Sierra de Guara y creo que eso se lo debe a su localización, bastante apartada de grandes núcleos de población. Se divide en dos barrios, el de la iglesia y de la Honguera, y en ambos encontramos bellos ejemplos de arquitectura tradicional, característica de esta parte del Somontano. Si seguimos su calle principal, terminaremos en la Iglesia parroquial, obra del siglo XVII, que aprovechó parte de la anterior fábrica románica.

A mitad de la calle principal que cruza el pueblo encontramos una serie de carteles informativos sobre la zona, junto a ellos, parte una callejuela empedrada por la que llegaremos al barrio de la Honguera. Esta zona tiene las casas más bonitas del pueblo, a mi me maravillaron las dos que os muestro en la foto.

Callejuela de acceso al barrio de la Honguera
Casas del barrio de la Honguera, Rodellar

Una vez atravesamos estas casas, encontramos los postes de ruta. Como verás en la imagen, el de la derecha indica «Surgencia de Mascún», es decir, por aquí también podríamos llegar a esta fuente natural que luego visitaremos, aunque haciéndolo por la parte alta del barranco. Nosotros optamos por seguir el cartel que marca «Mascún 10´» iniciando un vertiginoso descenso que, en los mencionados 10 minutos nos conducirá al fondo del barranco. Esta no es una ruta difícil, pero, si tiene alguna complicación, está en este primer tramo ya que el desnivel es acusado y las piedras están tan pulidas que resbalan, con un poco de precaución y calma lo haremos sin problema.

Postes indicadores, inicio del descenso al barranco
Inicio del descenso al barranco de Mascún

El entorno de Mascún ofrece una gran variedad de rutas senderistas, desde pequeños paseos a largas caminatas. Podemos acercarnos a la Ermita Románica del S.XI de la Virgen de Rodellar o Virgen del Castillo, visitar los despoblados de Cheto y de Otín o el Dolmen de la Losa Mora. Yo te voy a contar la ruta que hicimos nosotros, muy corta y asequible, pero si deseas alargar el recorrido, en el trayecto vas a encontrar más postes indicadores con la dirección y distancia hasta esos otros puntos.

Ermita de la Virgen del castillo desde el fondo del barranco

Una vez llegamos al fondo del barranco, el camino seguirá junto al curso del agua, sin apenas desnivel ya el resto de nuestra excursión. Empezamos a ver multitud de vías de escalada, ya que este barranco es uno de los que concentra más aficionados a este tipo de deporte.

Vía ferrata del Barranco de Mascún

Tenemos ya las primeras vistas de las grandes paredes rocosas y una singular cavidad, ¿recuerdas que dije que veríamos un delfín? pues tendrás que estar atento porque tiene algo que ver con esta «ventana» en la roca.

En esta parte del recorrido es donde encontraremos también varias pozas de aguas cristalinas. Aunque no es un río muy caudaloso, es necesario cruzarlo en varias ocasiones, en verano esto no es un problema, pero ten en cuenta que, en otras épocas del año, puede llevar más agua y no resultar tan agradable. Una buena idea puede ser llevar unos escarpines en la mochila para que cruzar el río sea más cómodo.

Cruzando el río Mascún

La época del año en la que hagas la ruta determinará parte de su encanto. Nosotros la hicimos a finales de agosto y, aunque no era un día muy caluroso, tuvimos claro que preferíamos acortar un poco la andada y disfrutar del agua, así que, como íbamos a volver por el mismo lugar, reservamos las pozas para la vuelta, aprovechando para comer y descansar las horas centrales de la jornada.

Badinas del Barranco de Mascún

Continuando nuestro recorrido llegamos por fín a la surgencia del Mascún, un manantial permanente de agua que brota al exterior en este punto, fruto de las filtraciones producidas en este área montañosa de origen calizo. Hasta aquí hemos tardado media hora yendo muy tranquilos, fácil ¿verdad?

La fuente de Mascún es una interesante manifestación del karst del entorno de la sierra de Guara. El armazón de estas sierras está formado fundamentalmente por calizas, rocas permeables y solubles por el agua de lluvia, con una fuerte corrosión superficial que produce un paisaje áspero. El agua infiltrada genera cuevas en el interior de la caliza y, por último, resurge en fuentes, en el fondo de los cañones.

No se conoce mucho del origen de la fuente Mascún. Se supone que drena un área situada entre Bagueste, la sierra de Balcez y Rodellar. Debe de existir un sistema de cavidades en esta zona, que entre otras cosas, es responsable de la sequedad del cercano barranco La Virgen, sin embargo no se ha podido acceder a esta zona subterránea, no se han encontrado las vías desde el exterior y los intentos de bucear a través de las fuentes han fallado por estrecharse fuertemente los conductos a pocos metros de la boca.

Surgencia del Mascún

¿Y el delfín?… levanta la vista, desde esta perspectiva la ventana rocosa recuerda la forma de este animal marino. Si vamos con niños les podemos poner el reto de encontrarlo desde el principio, seguro que es una motivación extra para esta excursión.

El delfín del Mascún
El delfín del Mascún

Hasta aquí la ruta ha sido fácil, así que aún nos quedan fuerzas para avanzar un poco más, merece la pena. En apenas quince minutos llegaremos a ver unas increíbles formaciones rocosas, un paraje de roca kárstica y caliza modelado por los elementos de la naturaleza, creando un paisaje de agujas gigantes conocidas como la Ciudadela y su aguja más famosa, la Cuca Bellostas.

El camino es llano, consiste en continuar por el lecho del barranco, completamente seco cuando nosotros estuvimos, o por la senda que discurre paralela al mismo en caso de que llevara agua. Un poco antes de llegar tienes la señal que te indica la posibilidad de seguir hasta el despoblado de Otín.

Llegando a las formaciones kársticas
La Ciudadela y la Cuca Bellostas

Por hoy nosotros decidimos regresar desandando el mismo camino y buscando una poza junto a la que comer y, si hay valor, pegarse un baño, ya que el agua está bastante fría.

Nuestra aventura no ha terminado por hoy, es verano y el día es largo, tenemos prácticamente toda la tarde para conocer otros lugares y pueblos cercanos.

Puente de Pedruel

Desde el parking de Rodellar, en apenas 5 minutos en coche llegaremos al Camping El Puente, tomando el desvío que así lo indica en la misma carretera. Nuestro objetivo está ahí mismo, junto al camping, es el bello Puente medieval de Pedruel y las badinas del río Alcanadre. Te recomiendo cruzarlo y andar por la estrecha senda que va remontando el cauce, desde ella verás caminitos que han ido creando las personas por los que podrás bajar hasta el agua y remojarte si es verano ¡y hoy ya van dos!

Si no estás alojado en el camping, hay que dejar el coche junto a la pequeña carretera que baja hacia él y, la verdad, no hay mucho sitio, así que quizá tengas problema si vas en fin de semana o un día festivo porque he leído que en verano está muy concurrido. Otra opción para llegar hasta aquí es hacerlo andando desde Rodellar, siguiendo los postes que indican «Puente románico 25´», por una senda junto al cauce del río.

Vamos regresando, en nuestro caso a Zaragoza, pero aun tenemos dos recomendaciones dentro de la misma comarca del Somontano de Barbastro que harán que nos desviemos muy poco del camino de vuelta y que sin duda, merecen la pena; si no te da tiempo hoy, déjalas ahí anotadas en tus «pendientes de visitar», como hago yo.

Adahuesca – Ermita de Treviño

Ermita de Treviño, Adahuesca

Cuando lleguemos a Bierge, veremos un desvío por el que llegar a la localidad de Adahuesca y, desde el propio pueblo, una señal nos indica el camino que nos lleva al Santuario de Nuestra Señora de Treviño, a las afueras de la localidad. Hemos tardado 35 minutos desde que cogimos el coche junto al puente y llegamos al atardecer, la hora en la que, en mi opinión, este templo se muestra más bonito, junto a viñedos y campos de cultivo.

Esta ermita (siglo XIII) es el único resto que queda de un antiguo monasterio del que apenas existen referencias históricas y que se completaba con un claustro. Aún se puede recrear con la imaginación el cuadrado claustro, plantado hace tiempo de laureles, hoy de cipreses. Esbeltas columnas soportaban las arquerías de medio punto. En su centro se abría un aljibe cuyas aguas socorrían a la villa en años de sequía. Construido en pleno siglo XIV, fue demolido en 1965, ante la amenaza de ruina.

Ermita de Treviño

Su imagen de conjunto, con sus tres esbeltos cipreses, es tan hermosa como la de sus detalles, así que toca rodearla con calma para ir descubriéndolos: los canecillos de la cornisa con rostros humanos anónimos, los elementos decorativos de la portada principal con restos de policromía o la pequeña ventana con columnillas de la fachada de poniente.

Según la tradición, la Virgen obraba multitud de prodigios en quienes acudían a su iglesia. Las “presentallas” y exvotos de cera y plata, con formas de pies, manos, pechos y ojos que se veían colgados del rejado de la ermita daban cuenta de milagrosas curaciones. En el siglo XVIII aún se podían ver allí la camisa y los zapatos de una mujer que, estando rezando, fue alcanzada por un rayo y salió ilesa.

Azlor – Fuente y lavaderos moros

Desde Adahuesca ponemos rumbo a Azlor y llegamos en 15 minutos, pasando por la localidad de Abiego, nos espera el que creo que es el elemento más sorprendente del día, al menos a mí me lo parece: unos lavaderos únicos.

Si no los conoces, no es fácil encontrarlos, nosotros hicimos lo mejor que se puede hacer: preguntar a alguien del pueblo, el 99% de las veces la gente es muy amable y te cuenta algún secretillo extra. Están a 1 km del pueblo, siguiendo el camino de tierra que lleva al cementerio y continuando unos metros más tras pasar por su puerta (otea el horizonte y localiza los cipreses). La única indicación que encontramos desde el interior de Azlor es un poste de madera en el que se lee «Fuente Labanera» como también es conocida la fuente.

Las fuentes son un elemento característico de la comarca del Somontano. Responden a un modelo que se gestó a lo largo del siglo XVI, en una época en la que la puesta en práctica de nuevas técnicas, la elevada cualificación de los maestros fonteros y la bonanza económica, posibilitaron el acercamiento del preciado líquido a las poblaciones. Este sencillo modelo, que se siguió utilizando hasta principios del siglo XIX, consta de un cuerpo cuadrado coronado por una sencilla moldura, en el que un arco cobija la pila a la que vierten los caños.

Fuente de Azlor

En esta zona encontraremos la fuente y, próxima a ella, los lavaderos. A diferencia de la mayor parte de los lavaderos de Guara Somontano, que son rectangulares, éstos presentan la particularidad de estar excavados en la roca arenisca. El agua procedente de la fuente va corriendo por varias piletas pensadas para las diferentes fases del lavado, de tal modo que la primera es utilizada como “aclarador”. El diferente nivel al que se encuentran las piedras de lavar permite hacerlo de rodillas o de pie.

Lavaderos moros de Azlor

Se conocen como lavaderos moros, porque en el subconsciente de nuestros antepasados aquello cuyo origen se perdía en la memoria sólo podía pertenecer al «tiempo de los moros» El agua mana constantemente, algo que hace que evoques ese lugar de frescor y de reunión que debió ser en tiempos pasados.

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