POR LA VAL DE ONSELLA, RECORRIENDO LOS PUEBLOS MÁS DESCONOCIDOS DE LA PROVINCIA DE ZARAGOZA

Navardún, Urriés, Isuerre, Lobera de Onsella y Longás

Longás, el último de los pueblos de nuestro recorrido por la val de Onsella
  1. Navardún
  2. Urriés
  3. Isuerre
  4. Lobera de Onsella
  5. Longás

Me atrevo a decir que los pueblos que hemos recorrido esta vez están entre los más desconocidos de la provincia de Zaragoza e incluso de todo Aragón. Un valle discreto y bello de las Altas Cinco Villas, al norte de la provincia, que ha sufrido con fuerza el despoblamiento en parte consecuencia de las malas comunicaciones.

Se trata de de una zona de frontera entre los antiguos reinos de Navarra y Aragón, un valle longitudinal entre la Sierra de Santo Domingo y la Canal de Berdún, en cuyo fondo transcurre el río Onsella, de hecho nuestro recorrido de hoy va a pasar casi todo el día junto a este río, sin apenas perderlo de vista, para otro día dejamos poblaciones como Bagüés, Los Pintanos y Undués de Lerda.

Tan sólo 21 kilómetros separan Navardún, en la entrada natural del valle, de Longás, en la cabecera y punto final de nuestro recorrido, un trayecto por la A-2603 que sólo abandonaremos para entrar en las distintas localidades.

Si, como nosotros, partes de Zaragoza, te esperan unas dos horas de trayecto en coche pasando por localidades como Ejea de los Caballeros, Sádaba o Sos del Rey Católico, todas ellas llenas de atractivos y tentaciones para hacer una paradita.

El Torreón de Navardún visto desde Urriés

Nuestro viaje lo hacemos el día que inauguramos el invierno por lo que las horas de luz son pocas y no podemos detenernos en ellas como nos gustaría si luego queremos recorrer con calma las poblaciones del valle al que hoy nos dirigimos. Es un día de densa niebla en Zaragoza, de esa que a mí me pone hasta de mal humor y partimos con la incertidumbre de saber si nos la encontraremos también en el valle del Onsella.

Pero lo cierto es que no hay día malo para viajar, cada estación tiene su encanto y cada día, por mal que pinte, ofrece una imagen atractiva del territorio y sus paisajes. Esta vez el regalo es un espectacular mar de nubes justo antes de llegar a Sos del Rey Católico, con los Pirineos nevados al fondo. Al final, sólo encontramos algo de niebla al principio del recorrido, en Navardún, un sol maravilloso nos acompaña el resto del día y es que, como nos contó una vecina de Isuerre, la niebla rara vez permanece todo el día en el valle.

La niebla sobre el Valle de Onsella, al fondo los Pirineos nevados

Navardún

El torreón es visible desde cualquier punto de la localidad

Aún entre niebla, a la entrada del valle nos encontramos Navardún y uno de los elementos más valiosos de este territorio: el Torreón de Navardún

Elevada en un promontorio y visible desde casi cualquier rincón del pueblo, esta torre data del siglo XIV y formaba parte de un recinto fortificado del que apenas quedan algunos vestigios. Vigía de estas tierras de frontera, con 26 m. de alto, es uno de los más altos de Aragón.

En su interior, el torreón está dividido en cuatro plantas de piedra de sillería; fue adquirido en 1981 por la Diputación de Zaragoza para salvarlo de la ruina, y se rehabilitó poco a poco. Los trabajos concluyeron en 2011, y desde la primavera de 2017 alberga el centro de interpretación de los Reinos de Aragón y Navarra y la oficina de información turística de la Val d’Onsella.

Según nos informaron, en la actualidad, sólo se puede visitar los fines de semana, así que mejor llamar antes de ir, tenéis la información en la web que os enlazo aquí: torreondenavardun.weebly.com

El paseo por el pueblo nos descubre su iglesia de la Asunción de María, construida en piedra de sillar y estilo románico en el siglo XI, con una bella portada.

Urriés

Vista de Urriés desde la carretera

Dos kilómetros nos separan del siguiente pueblo de la ruta, Urriés, y será la única vez que nos saldremos momentáneamente de la A-2603 para volver a ella tras visitarlo.

Su casco urbano, encaramado sobre un pequeño cerro, tiene un trazado medieval circular de calles estrechas y en pendiente con edificaciones de piedra y una arquitectura popular formada por casonas solariegas que mantienen intacto todo el carácter propio de esta zona prepirenaica.

Urriés conserva además interesantes casas señoriales de época renacentista como la Casa Borgas o Casa Orán y abundantes casas blasonadas que nos hablan de la importancia que tuvieron sus propietarios.

La Iglesia parroquial de San Esteban es románica de finales del siglo XII y a su interior se accede por medio de una portada renacentista que sustituye la originaria románica. Su interior estaba decorado con pinturas murales de estilo gótico lineal que aparecieron en 1962 cuando se acometió la restauración del templo y se retiró el retablo barroco que tapaba el ábside; fueron arrancadas y hoy se conservan en el Museo Diocesano de Jaca.

Pero Urriés aún guarda una sorpresa y es que, precisamente junto a la iglesia, encontramos la calle más estrecha de Europa que tan solo tiene 41 centímetros en su parte más angosta y que, como reza el cartel que tiene al lado, es el punto más fotografiado del pueblo.

La calle más estrecha de Europa está en Urriés

Isuerre

Pasear por los pueblos de la Val d´Onsella es un auténtico placer, todos están tremendamente bien cuidados y conservan casonas y calles auténticas y hermosas. Isuerre es un ejemplo más y, en este caso, casi escondida detrás de la Iglesia de San Esteban se encuentra una coqueta plaza que en primavera debe ofrecer su mejor imagen con sus macetas llenas de flores.

En esta localidad, descendiendo desde la plaza mayor, encontramos un magnífico mirador que se abre al valle y una calle que fue nuestra salvación ese día de invierno y que hace honor a su nombre, la Calle del sol, donde pudimos sentarnos a comer nuestros bocadillos y tomarnos un café con unas vistas de lujo y un sol maravilloso.

Ten en cuenta que, dependiendo de la época del año en que visites esta zona, apenas vas a encontrar un bar abierto, de hecho nosotros sólo vimos uno al final de nuestro recorrido en Longás, así que mi recomendación es que lleves algo de comer y, si es invierno, un termo con café o una bebida caliente, los sitios chulos, como este de Isuerre, donde disfrutar de ello no te van a faltar.

Lobera de Onsella

Todos los pueblos son bonitos, pero el paseo por Lobera de Onsella fue especial ya que estuvimos conversando con una vecina muy mayor y encantadora que, en cuanto nos vio desde su ventana, se apresuró a bajar para charrar un poquito; y es que a dos días de Navidad como nos encontramos y en un año especialmente complicado como este 2020, por su relato nos dimos cuenta también de lo dura que debe ser la soledad en estos pueblos en determinadas épocas del año. Me pena no haberle preguntado su nombre pero, aun sin saberlo, ella es muestra de la amabilidad de las personas de este valle, apenas 300 entre todos los pueblos, que en todo momento fueron serviciales, abiertas y simpáticas con nosotros.

El casco de esta población es uno de los más espectaculares y uniformes. Casi todas las casas son de piedra, muchas de ellas muy antiguas con sus escudos, aleros y portalones que en muchos casos conservan incluso las puertas originales, lo que para una apasionada de las puertas como yo, fue una maravilla de descubrimiento.

En el centro está la plaza, de la que salen la mayor parte de las calles del pueblo y también la que lleva al Ayuntamiento y la Iglesia, en cuya portada los vecinos habían montado un belén.

Junto a la plaza, la casa Plano, cuya portada llama la atención al estar rematada con un espectacular frontón de piedra.

Longás

La espectacular plaza de Longás

La carretera llega a su fin en Longás y con él nuestra ruta de hoy.

De todos, es el que tiene un aspecto más montañés, el que respira un ambiente más pirenaico con las losas de piedra de sus tejados y sus chimeneas troncocónicas.

En la entrada está el puente románico sobre el río Onsella y de ahí parte la calle principal con un conjunto de casas señoriales impresionantes que nos lleva hasta la Iglesia de Santa María; aprovechando un portal del propio templo, un belén, tan bonito que tranquilamente podía haber sido el escogido como refugio de la Virgen y San José si su historia hubiera ocurrido en tierras aragonesas.

Puente sobre el río Onsella a la entrada de Longás

La plaza es simplemente espectacular, no se si fue el verla ya anocheciendo y absolutamente desierta, pero me enamoré de ella a primera vista, su aspecto es realmente un viaje al pasado.

La plaza de Longás

Si continuas el paseo hasta la parte alta del pueblo, siguiendo las indicaciones y dejando atrás las ultimas casas, encontrarás un horno de pez.

La fabricación de la pez era una labor muy extendida entre los vecinos de Longás, tanto que eran apodados como «pezeros». Este producto, casi desconocido hoy en día, tenía diferentes aplicaciones como la impermeabilización de barcos o el interior de las botas y odres de vino o el marcado de las reses.

Del pueblo parten los caminos que se adentran en la Sierra de Santo Domingo, un paisaje protegido y de gran belleza natural que nosotros todavía desconocemos pero al que estamos deseando acercarnos para descubrirlo y contártelo.

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